Susana Rinaldi 21/11/08: Sala Olga Berg

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Los seres humanos necesitamos de convenciones para entendernos. Una es el idioma. Mejor dicho: "los idiomas". No nos vamos a poner ahora a dilucidar "las causales" de cada idioma ni las diferencias "de idiomas" -a partir de su construcción- que puede haber de común entre el de un esquimal y el de un zulú. (¿para qué va a querer el zulú saber que "eso" se llama foca?). Lo cierto es que, a esta altura del partido hay cosas que ya no discutimos "qué son" y mucho menos por qué se llaman como se llaman. Simplemente, nos resignamos a saber que: "son".

En fin…
Allá por los sesenta, el país se veía envuelto en un extraño torbellino. Pero no éramos solamente nosotros. Como si "mal de muchos… consuelo de todos." (así dice un psicólogo que conozco), debemos recordar que los sesenta comenzaron con el triunfo de la revolución cubana y terminaron con la derrota yanqui en Viet-Nam. Que en el medio mataron a Kennedy, asumió Onganía, triunfaron los Beatles, se instauró la "Revolución cultural china", asesinaron a Martin Luther King., triunfó "El club del Clan", murió gloriosamente el comandante Guevara, sucedió "El mayo francés", el hombre llegó a la Luna y saló campeón Chacarita.

Por estos pagos, hacía cinco años que se había bombardeado una plaza desarmada, que se había fusilado en nombre de la civilización y que se había tratado de enterrar para siempre -entre otros nombres- los de Manzi, Discépolo y Cátulo Castillo. Entonces aparecieron (además de la resistencia peronista) dos movimientos "no-necesariamente- peronistas", pero sí amantes de la justicia y la libertad: El "Teatro Independiente" y la "vanguardia del tango", en los dos brilló y con luz propia la Señora Susana Rinaldi".
Susana Rinaldi es unos de esos seres que hacen inútil la discusión. A ella se la "entiende" en cualquier idioma. Su "verdad" supera cualquier tipo de análisis. Ella nos traduce, nos transmite, nos testifica con la energía de la que sólo son capaces los verdaderos artistas.
De ella, dijo el exquisito Julio Nudler :

"Susana Rinaldi apareció repentinamente en medio del páramo. A fines de 1966, la Argentina venía de sufrir un nuevo putsch militar, que había instaurado una dictadura oscurantista que procuraba ahogar la efervescencia cultural de los años previos. El tango veía disgregarse la popularidad de la que había gozado hasta mediados de los años '50, y aunque una vanguardia de músicos renovadores, con Astor Piazzolla a la cabeza, buscaba abrirle nuevos rumbos, era muy escaso su eco en el público masivo y enormes las resistencias que provocaban.

Salvo estandartes tradicionales aún en alto, como las orquestas de Osvaldo Pugliese y de Aníbal Susana prescindió de las inflexiones arrabaleras, de los temas machistas o de trazo pasional grueso, apelando a un repertorio variado pero cuidadosamente elegido, que mezclaba romanticismo y mensaje (por ponerlo en nombres de letristas, José María Contursi y Enrique Santos Discepolo), poesía y protesta (Homero Manzi y Cátulo Castillo).Troilo, entre otras pocas sobrevivientes del pasado, el resto tendía a repetir fórmulas viejas que ya no entusiasmaban.

Con un estilo nuevo, una voz delicada y un decir por momentos sutil o rotundo, Susana prescindió de las inflexiones arrabaleras, de los temas machistas o de trazo pasional grueso, apelando a un repertorio variado pero cuidadosamente elegido, que mezclaba romanticismo y mensaje (por ponerlo en nombres de letristas, José María Contursi y Enrique Santos Discepolo), poesía y protesta (Homero Manzi y Cátulo Castillo)".

Es una grande el teatro, del cine, del tango.

Es una defensora de los derechos de los laborales e intelectuales de los trabajadores de la interpretación.

Es: Susana Rinaldi.

Te invitamos a escucharla y a tributarle un merecido homenaje:

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Viernes 21 de noviembre, 19 hs.

Sala Olga Berg

Asociación Argentina de Actores

Alsina 1762