Los fans y la familia de El rey del pop han esperado este día más de dos años. El martes comienza el que podría ser el último capítulo en el thriller judicial desatado tras la muerte de Michael Jackson: el médico del artista, el cardiólogo Conrad Murray, se sentará en el banquillo de los acusados en un juicio en Los Ángeles por homicidio por negligencia.
Murray ya ocupó el centro de las investigaciones policiales tras la muerte del astro del pop, ocurrida el 25 de junio de 2009. Sin embargo, el médico siempre reiteró su inocencia, tanto en febrero de 2010, cuando se presentó la primera acusación formal en su contra, como el pasado enero, cuando el juez dio "luz verde" para el proceso.
"Su señoría, soy inocente", afirmó el especialista, de 58 años, luego de conocer la acusación de homicidio negligente.
Una primera muestra del drama judicial que vivirá el afroestadunidense ya tuvo lugar en enero, cuando el guardaespaldas de Jackson declaró que cuando el cantante ya estaba en coma, le retiró varias ampolletas y sólo después llamó al médico de emergencias.
Un farmacéutico aseguró que el médico de Jackson solicitó grandes cantidades del anestésico intravenoso propofol, generalmente utilizado en operaciones quirúrgicas. Un médico del tribunal acusó además a Murray de haber cometido errores fatales y de no haber actuado con la debida diligencia.
La causa de la muerte es indiscutible. Según la autopsia, un "envenenamiento grave" con el narcótico propofol, reforzado con tranquilizantes, produjo un paro cardiorespiratoria.
Murray reconoció en interrogatorios policiales haber dado a Jackson regularmente su leche, como el cantante llamaba al anestésico que tomaba para dormir. El médico se defendió diciendo que trató de que el artista dejara de tomarlo, pero que éste tenía severos problemas para dormir y le pedía una y otra vez el medicamento.
La defensa presentará al jurado un video en el que Jackson aparece, en marzo de 2009, en Londres con gafas oscuras, y se le observa el rostro cansado. La estrella del pop pretendía anunciar a los fans y los periodistas su regreso a los escenarios, pero apenas alcanzó a pronunciar unas cuantas frases.
El juez prevé que el proceso dure un mes. En caso de ser culpable, el médico podría ser condenado hasta a cuatro años de cárcel.
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