SINOPSIS
Veinte años después de que el mediático romance escandalizara a la nación, un matrimonio sucumbe ante la presión cuando una actriz llega a sus vidas para investigar para una película sobre su pasado.
A pesar de lo que comenzó como un escandaloso romance, Gracie (Julianne Moore), de 36 años, y Joe (Charles Melton), de 13, llevan una vida aparentemente perfecta 20 años después. La felicidad de du hogar se ve alterada cuando Elizabeth (Natalie Portman), una famosa actriz, llega a la comunidad sumamente unida en la que viven para llevar a cabo una investigación para ponerse en la piel del personaje de 'Gracie' en una próxima película. A medida que Elizabeth se congracia con la vida cotidiana de Gracie y Joe, los hechos incómodos de su escándalo salen a la luz, haciendo que afloren emociones dormidas durante mucho tiempo.
En Secretos de un escándalo, el director Todd Haynes (Safe, Carol) explora uno de los grandes talentos de la especie humana: nuestra colosal negación a mirarnos a nosotros mismos.
ELENCO / PERSONAJES
Natalie Portman (Elizabeth), Julianne Moore (Gracie), Chris Tenzis (Aaron), Charles Melton (Joe Yoo), Andrea Frankle (Rhonda), Gabriel Chung (Charlie Atherton-Yoo), Mikenzie Taylor (Molly), Elizabeth Yu (Mary Atherton-Yoo), Piper Curda (Honor Atherton-Yoo), Cory Michael Smith (Georgie), D.W. Moffett (Tom Atherton), Kelvin Han Yee (Joe Sr.), Joan Reilly (Lydia), Mike Lopez (Ben), Jocelyn Shelfo (Sofia), Charles Green (Mr. Henderson)
FICHA TÉCNICA
Dirección: Todd Haynes
Titulo Internacional: May December
Guión: Samy Burch
Género: Drama.
Duración: 1h 53m
FECHA DE ESTRENO
EN SALAS DE CINE DE ARGENTINA
29 de febrero 2024
- EN BUSCA DEL REPARTO PERFECTO
Todd Haynes supo casi al instante qué dos aclamadas actrices protagonizarían Secretos de un escándalo y su retorcido retrato de la identidad y lo que él llama nuestra "colosal negación a vernos a nosotros mismos".
El director comparte que "estaba completamente intrigado por el guion y empecé a hablar con Natalie sobre el personaje de 'Elizabeth Berry', sobre el modo en que se basa en las suposiciones y proyecciones que la gente acercaría a Natalie Portman, que es actriz e interpreta a una actriz, y sobre quién podría ser la mejor elección para interpretar el papel de 'Gracie Atherton-Yoo'".
"Y no tardé mucho en pensar en Julianne Moore para ese papel. Julianne leyó el guion y pensó que era sumamente atrapante, complejo y lleno de matices, y ella y Natalie nunca habían trabajado juntas en una película. Así que fue una oportunidad increíble tener a estas dos mujeres increíbles compartiendo una película como ésta".
Moore quedó prendada desde el momento en que leyó el guion, su interés despertado por la ventaja de trabajar con otra ganadora del Oscar a la que respetaba desde la distancia.
"Todd me dijo: 'Natalie Portman me envió el guion y va a interpretar a Elizabeth'. Natalie es alguien a quien siempre he admirado mucho. Es simplemente extraordinaria. La conocía un poco socialmente y siempre me ha gustado hablar con ella", expresa Moore. "Pero creo que yo no estaba preparada para lo maravillosa que sería, lo fácil que sería y el hecho de que nuestra conexión fue genial. Es un sueño como actriz y como persona".
El sentimiento era mutuo.
"Trabajar con Julianne fue increíble. La admiro desde hace mucho tiempo, y en particular su trabajo con Todd", señala Portman. "Siempre he sido una fanática de Todd, y sus colaboraciones con Julianne siempre se me han quedado grabadas. La escena del espejo en la que me enseña a maquillarla es uno de los mejores momentos de mi carrera. Su perspectiva era genial y, por supuesto, Julianne es perfecta".
Portman se deleitó con las numerosas posibilidades de profundizar en un personaje tan familiar y a la vez tan completamente ajeno.
Portman llevaba años buscando un proyecto en el que trabajar con Haynes, pero Secretos de un escándalo superó ampliamente sus expectativas.
"Todd es uno de esos casos excepcionales en los que admiras a alguien de lejos y luego lo conoces de cerca y supera todas tus expectativas de lo increíble que puede llegar a ser. Lo admiraba y sus películas me habían encantado durante mucho tiempo", confiesa Portman. "Está sumamente preparado, es sumamente específico, sabe exactamente lo que quiere, y da un tipo de feedback muy exacto pero sobrado".
Con su amplia experiencia, especialmente en sus camaleónicas colaboraciones con Haynes a partir de Safe (1995), Moore también encontró algo nuevo en el papel de 'Gracie'.
"Me encantó este guion cuando lo leí por primera vez. En cuanto te metes en él y empiezas a interpretarlo, es increíblemente sólido. Contiene una enorme cantidad de sentimientos, humanidad y complejidad", manifiesta Moore. Era evidente que en la página era maravilloso, pero se volvía cada vez más interesante, profundo y vivo a medida que lo interpretábamos".
"Me dio la oportunidad de presentar una versión pública del personaje, de cómo la ve el resto del mundo, y también una versión privada", añade. "Tenemos esa experiencia en nuestras propias vidas. Tenemos lo público y lo privado, pero no siempre se tiene esa oportunidad en una película".
Moore supo manejar con maestría los aspectos moralmente dudosos de su personaje, sobre todo porque se negó a encasillar a 'Gracie' como heroína o villana.
"Cuando trabajas en un personaje, no lo haces desde la simpatía. Siempre quieres abordarlo desde la empatía porque intentas ponerte en el lugar de esa persona", señala Moore. "Entonces con 'Gracie', intentaba ponerme en el lugar de ¿qué se siente al haber tomado esta decisión, vivir esta vida y creer en esta vida cuando has hecho algo que la sociedad juzga realmente transgresor? Es una tarea interesante para un actor".
Por supuesto que la larga e ilustre trayectoria de colaboración de Moore con Haynes ayudó.
"Todd es un cineasta extraordinario, con mucho talento, y el hecho de que mi vida creativa haya chocado con la suya ha sido un milagro", expresa Moore. "Sabe perfectamente lo que quiere decir con la película. Sabe quiénes son los personajes, sabe cómo quiere encuadrar las cosas, sabe cómo quiere editarlas. El placer de trabajar con Todd es incomparable".
- EL HALLAZGO DE CHARLES MELTON
Con Natalie Portman y Julianne Moore ya contratadas, encontrar a 'Joe Yoo', el marido de 'Gracie', fue el verdadero reto para la directora de casting Laura Rosenthal.
Encontraron a su estrella emergente en Charles Melton, un imponente actor de 32 años conocido por interpretar a 'Reggie Mantle', un adolescente elegante en la serie de la CW Riverdale.
"Cuando leí el guion por primera vez, sentí una conexión intuitiva con el personaje de Joe", afirma Melton. "Me sentí muy atraído por la idea de la soledad, la represión emocional y la experiencia matizada de Joe a lo largo de la película. Como actor, me atraen mucho este tipo de personajes. Quería retratar a Joe desde la empatía".
"Todd y yo mantuvimos conversaciones constantemente sobre cómo se sentiría Joe y el modo en que todo a lo que Joe se aferraba se reflejaría en su forma de caminar, de hablar, de actuar en situaciones sociales y de moverse", añade. "Me sentí muy seguro con Todd. Su proceso a lo largo de la película fue muy abierto, colaborador y alentador. Todd siempre confió en mí para que me dejara llevar por mis instintos".
Incluso al lado de potencias como Portman y Moore, la interpretación de Melton sorprendió a todos los que lo rodeaban. Encarnó a Joe con una vulnerabilidad dolorosa, pasando de ser sumiso e ingenuo a sabio y desafiante cuando empieza a desenmarañar su pasado al final de la película.
"Leí con Charles cuando estaban haciendo audiciones a diferentes actores para interpretar a Joe", cuenta Moore. "Sinceramente, en el momento en que entró por la puerta, pensé, 'Guau, creo que este es nuestro Joe'. Ni siquiera quise decirle nada a Todd porque era su decisión, no la mía. Pero crucé los dedos para que fuera Charles".
El proceso de audición, que duró entre seis y ocho semanas, reveló aspectos de Joe que ni siquiera Haynes y Rosenthal habían imaginado.
- LA TRANSFORMACIÓN DE ELIZABETH EN GRACIE
La primera vez que vemos a la 'Gracie' de Julianne Moore y a la 'Elizabeth' de Natalie Portman, no podrían ser más diferentes. Hay poca coincidencia en su forma de vestir, de hablar, de relacionarse con los demás. Se rodean mutuamente como planetas rivales de una forma que desorienta al espectador: ¿Se harán amigas? En realidad, ¿Quieren serlo? ¿A quién debemos apoyar?
Gracie, curtida por 20 años de ridículo nacional por su relación con su marido Joe, se ha refugiado en su propio mundo, inmune a la forma en que los demás la perciben y la desprecian. Con sus colores pastel y su cabello rebajado, puede parecer una princesa, pero no tiene pelos en la lengua, incluso cuando están acentuados por un ceceo que desaparece cuando desentona con su feminidad performativa.
Mientras tanto, Elizabeth se mueve por la ciudad con el aire de realeza de Hollywood que se ha ganado como famosa actriz de televisión. Está aquí con una misión: conocer la verdad sobre la mujer a la que se dispone a retratar en una película. A través de una cortina de flequillo oscuro, se muestra astuta y empieza a infiltrarse en la fortaleza que Gracie ha construido en torno a ella y a su familia.
El director Todd Haynes siguió las indicaciones iniciales de Moore sobre la forma de interpretar las dicotomías entre Gracie y Elizabeth.
Los equipos de peluquería, maquillaje y vestuario sabían que la transformación de Elizabeth en Gracie tenía que ser sutil y perfectamente sincronizada.
Para dar forma a las primeras ideas sobre el aspecto de los personajes en su entorno, Napier y sus colegas se inspiraron en el trabajo de fotógrafos como Deborah Turbeville, Tina Barney, Nicholas Nixon y Gregory Crewdson. Jane Birkin, la fallecida cantante y actriz, icono de los años sesenta, fue un referente de estilo para Elizabeth: el flequillo, la remera básica debajo del saco de diseño.
Como último cumplido para el equipo de peluquería, el espectador podría sorprenderse al darse cuenta de que tanto Portman como Moore llevan pelucas toda la película.
"En Savannah no se puede predecir el clima", señala Santantonio. "Tuvimos días cálidos. Tuvimos días de lluvia. Y como Natalie tiene el pelo muy ondulado, a Todd le advertí: 'Si se le empieza a encrespar el cabello, vamos a tener que llevarla al trailer y secárselo, alisárselo. Uds. tendrán que esperarla ahí sentados'".
"El look de Natalie no se definió hasta que hicieron la prueba de cámara", manifiesta Thorisdottir. "Creo que probaron varios looks diferentes y luego Todd eligió entre ellos. Cuando supimos qué look iba a tener Julianne, pudimos establecer: 'Perfecto, voy a usar este pintalabios y este maquillaje en particular. Si vas a enfocar más los labios rosas, entonces le marcaré más los ojos".
Para Gracie, el equipo glamoroso de Moore se dejó llevar por la mística del personaje.
"Definitivamente, teníamos la intención de que tuviera algo sutil y ligeramente diferente. Por ejemplo, el pintalabios rosa de Gracie no es un color que se pueda encontrar en las tiendas. No sabemos si ese color de labios lo encontró y empezó a usarlo en la secundaria o en la universidad, o quizá cuando conoció a Joe", comparte Reilly Lehane. "Pero, sin duda, es un guiño al pasado y algo muy exclusivo de ella que nadie más usaría en la película, y muy femenino, juvenil y romántico, como un día de primavera".
Quizá lo más crucial para la metamorfosis de Elizabeth fue el innovador uso de espejos en la película para transmitir los temas subyacentes de autorreflexión e identidad.
"Eso se convirtió en una idea central a lo largo de toda la película, sobre todo con Gracie y Elizabeth, donde las escenas se reproducen en espejos, pero lo hacen directamente hacia el lente de la cámara y observas a las dos mujeres viéndose a sí mismas en el lente", menciona Haynes.
En ninguna parte es esto más evidente y potente que en la escena del espejo que perdura mucho después de que termina la película: ver a Gracie enseñarle a Elizabeth cómo se maquilla y luego aplicárselo ella misma.
"Esa escena es muy tensa y plantea la cuestión de quién interpreta a quién en esta historia. Natalie tiene su agenda como actriz. Julianne es vulnerable. Esta mujer está ahí para retratar una parte muy difícil y tierna de su vida adulta, pero la está dejando entrar y le está enseñando a cómo ser yo, que es una posición de poder", señala la productora Pamela Koffler.
La mecánica de esa escena clásica no fue tan sencilla como parece en el montaje final.
"A mí y a muchos de nosotros nos llevó algún tiempo entender realmente esa escena", afirma el director de fotografía Christopher Blauvelt. "Tuvimos que encontrar la forma de ocultar la cámara porque nos estábamos mirando directamente a nosotros mismos. Para nosotros se convirtió más en una cuestión de logística que de preparación: ¿Cómo lo conseguimos en un sentido táctil en el que no veamos la cámara?
"Teníamos un pequeño espejo de tocador sobre una mesa y, además, a las dos actrices sentadas frente a nosotros, entonces nosotros veíamos la parte de atrás de sus cabezas. Además, teníamos un espejo de cuerpo entero de tres paneles delante de nosotros para que las viéramos varias veces", continúa Blauvelt. "Tuvimos que entenderlo muy bien desde el punto de vista logístico y práctico antes de poder hacer la escena. Pero lo importante era dejar espacio para que nuestras actrices contaran la historia. Y cuando lo hacen de tal manera que transmiten la idea exacta de lo que se supone que hay que traducir, entonces ya estás haciendo una película y estás en otro nivel de pericia".
La resonancia emocional de ese momento, que dura 3 minutos y medio, se extendió por todo el set. "Cuando rodamos esa escena, recuerdo que miré a mi alrededor y vi que todo el mundo estaba boquiabierto porque era la primera vez que veíamos a la 'Elizabeth' de Natalie convertirse en 'Gracie'", manifiesta Thorisdottir. "En esa escena pasan tantas cosas que tienen todo y nada que ver con el maquillaje. El neceser de una mujer es su santo grial, así que cuando Gracie expresa: 'Oh, es mejor que te maquille yo', Elizabeth duda un poco porque le choca. La mayoría de las mujeres lo estarían porque es muy íntimo. Creo que esa escena lo es todo. Podría valerse por sí sola".
- ESTABLECER EL TONO Y NO PERDERLO DE VISTA
La propia premisa de Secretos de un escándalo extiende una invitación al público: Mirar más allá del escándalo salaz que inspiró esta historia para ver la humanidad que se esconde detrás de los titulares.
"Cuando leí el guion, me llamó mucho la atención que, aunque se trata de una extraordinaria historia sensacionalista del pasado y de algo que no nos ocurre a la mayoría de nosotros", señala el director Todd Haynes, "es realmente universal en el sentido en que todas las personas de esta historia persisten en una negativa desafiante a mirarse a sí mismas y a las decisiones que han tomado".
"Y luego, por supuesto, tuvimos que lidiar con temas muy inquietantes y desconcertantes en torno a la historia de esta relación y lo joven que era este tipo. Cuando Gracie conoció a Joe, él tenía 13 años y ella 36", añade Haynes. "Sinceramente quería encontrar un lenguaje vernáculo en la película que permitiera al público saber que se le estaba pidiendo que cuestionara, pensara y disfrutara ese proceso de interpretación mientras se desarrollaba la película".
Es un testimonio de los actores, de Haynes y de todo su equipo, en particular del director de fotografía Christopher Blauvelt, el compositor Marcelo Zarvos y el editor Affonso Gonçalves, que Secretos de un escándalo trascienda su tema y ofrezca al espectador mucho para reflexionar y saborear.
Para ello, se empezó por encontrar el tono adecuado y prestar especial atención al modo en que el público podría procesar el dilema moral que constituye el núcleo de la película.
"Yo describiría el tono como una delgada línea entre un momento salaz sensacionalista y la historia de una familia en crisis y de personas que han perdido la capacidad de tener conciencia de sí mismas", define la productora Christine Vachon. "Es una de esas películas en las que te encuentras riéndote y al rato te das cuenta de que ya no estás riéndote, y ése es el verdadero truco de la película".
Su compañera de producción Jessica Elbaum se hace eco de ese sentimiento. "Creo que uno se ríe más de lo que cree que se va a reír, y se ríe más de lo que cree que debería permitirse frente algo así", afirma. "El melodrama y la música elegida por Todd hacen que sea un espectáculo embriagador. Tiene un humor negro inesperado".
Para encauzar las diversas emociones y contradicciones que hacen de Secretos de un escándalo una película tan cautivadora, Haynes recurrió a Blauvelt para dotar a la película de un suntuoso lenguaje visual.
"Yo describiría la fotografía de Secretos de un escándalo como muy estructurada en nuestras composiciones, muy suave y texturizada", señala el director de fotografía. "Todas las referencias que Todd me traía eran de fotografía suave y fílmica, y eso parecía ser hacia lo que todos gravitábamos con esta historia".
Es aún más sorprendente, entonces, darse cuenta de cómo la música imparte un contrapunto tan abrumador. A apenas un minuto de Secretos de un escándalo, la película presenta la evocadora (otros podrían llamarla dramática, intensa o incluso desconcertante) música que ha dejado a casi todos los espectadores cautivados por lo que acaban de escuchar. Mientras los nombres de los actores aparecen en la pantalla en los créditos iniciales, la música presagia una sensación de fatalidad con un asalto de acordes menores de notas de piano en cascada. En cualquier otra película, uno esperaría que el protagonista estuviera a punto de ser asesinado. Con estilo europeo, parece totalmente opuesto a la sofisticación minimalista que emana de Secretos de un escándalo.
Zarvos adaptó la banda sonora de la película de 1971 The Go-Between, que incluía una serie de interludios orquestales del influyente compositor francés Michel Legrand.
"El efecto de esta música es tan audaz, y creo claramente que la gente ha reaccionado muy enérgicamente porque es desvergonzada de un modo que no puedo pensar en muchas películas que hayan utilizado la música de una manera tan poderosa", señala Zarvos. "Todd estaba muy interesado en el hecho de que la música fuera implacable y no se doblegara ante la historia, por lo que todas las convenciones de la música cinematográfica se fueron por la ventana. Fue entonces cuando pensé: 'Vaya, aquí estamos frente a un territorio inexplorado'".
Desde el momento en que Haynes vio The Go-Between, un drama de época protagonizado por Julie Christie y Alan Bates como amantes enamorados que tienen una aventura prohibida en la campiña inglesa, supo que quería incluir elementos de la banda sonora original. Le dio a Zarvos libertad creativa para modificar la partitura de Legrand, al mismo tiempo que le pidió que creara pistas musicales originales para completar la banda sonora. Una orquesta en Praga grabó los fragmentos de la partitura de Legrand, mientras Zarvos tocaba el piano solo para las otras pistas musicales de la película.
"La música en el cine debería atraerte. Muchas veces, en la música cinematográfica moderna, atraes gentilmente al espectador y, en cierto modo, lo seduces", afirma Zarvos. "En este caso, lo agarras por el cuello y le dices: '¡Aquí tienes, vienes conmigo!' Es una experiencia emocional".
¿La música propulsora complementa la narración de la película? "En realidad, no", manifiesta Zarvos. "Creo que contrasta maravillosamente con las actuaciones, que son muy naturalistas. Eso es lo que hace que la música sea aún más impactante a veces porque tiene un nivel de intensidad mucho más alto. Creo que la película lo alcanza, al igual que las actuaciones. Pero no hay nada de disculpa o de vergüenza en cómo se utiliza la música en Secretos de un escándalo".
Otras veces, la música indica que está bien reírse ante la incertidumbre, sobre todo en una de las primeras escenas donde corona el momento en el que Gracie, interpretada por Julianne Moore, se inquieta frente a su refrigerador y bromea: "Creo que no tenemos suficientes salchichas". De la nada, la música brilla en sincronía con un zoom repentino que hay que verlo para creerlo.
"Todd quería ese zoom, y cuando lo vimos y ambos nos reímos, supimos que estábamos en el camino correcto", afirma el editor Gonçalves.
Incluso con Haynes defendiendo la partitura (hasta el punto de que la tocó en el set entre tomas para que todos tuvieran la misma mentalidad), todavía planteó un desafío considerable para algunos de los otros talentos laburantes.
"Para ser honesto, me tomó un minuto aceptarlo", expresa Blauvelt. "Estaba confundido porque no entendía cómo iba a funcionar la música en la película. Mucho de lo que hago es un realismo mínimo, y Todd también lo hace. Pero creo que estaba muy interesado en lo que esa música provocaría en el espectador, y terminó siendo una parte distintiva de la película".
Gonçalves todavía recuerda que la música fue tan intrusiva que influyó en su edición de Secretos de un escándalo.
"Fue interesante porque esta música fue compuesta para otra película que es completamente diferente a la nuestra. E incluso dentro del material, la forma en que The Go-Between usó la música, siempre fue para un sentimiento específico", cuenta Gonçalves. "Aquí simplemente la incorporamos a las escenas y aprendemos de ella. Era un sentimiento difícil de describir, pero yo estaba descubriendo cosas sobre el corte porque la música me estaba diciendo algo, que a veces simplemente provocaba una emoción diferente".
Desde la música hasta el tema y las actuaciones, no se puede negar que Secretos de un escándalo provoca una variedad de emociones y críticas enfáticas. Y eso es parte de su genialidad.
"Una de las cosas que me encantan de muchas de las reacciones de la audiencia que he leído es el denominador común de la gente que dice: 'No puedo dejar de pensar en la película'. Han pasado tres días y todavía la estoy procesando'", comparte Vachon. "Te deja con todos estos interrogantes: ¿Quién es el villano? ¿Hay uno? ¿Qué pasó con Joe y qué hubiera sido lo correcto? Todo este tipo de matices de identidad e identificación, pero también de culpa y vergüenza. Creo que Todd quiere que definitivamente sus películas tengan ese tipo de resonancia en la que no puedas dejar de pensar en ellas".
Secretos de un escándalo explora uno de los grandes talentos de la especie humana: nuestra colosal negación a mirarnos a nosotros mismos. A través de la premisa narrativa de una película sobre una familia estadounidense en particular, una familia nacida de un escándalo público que se convirtió en un acontecimiento mediático nacional, una actriz viaja a Savannah, Georgia, para estudiar a la mujer que va a retratar y las vidas que han llevado como familia desde entonces.
Este delicado proceso de exploración narrativa conforma el marco de esta extraña e inquietante historia y el modo en que llegamos a conocer el pasado, a la matriarca en el centro del escándalo y a su joven marido, un coreano-americano, con quien comenzó su romance cuando él tenía apenas 13 años.
Todas las vidas, todas las familias, son el resultado de elecciones, e indagar en ellas, retomar ciertos temas, es un asunto arriesgado. Pero es difícil pensar en elecciones románticas más volátiles que éstas, y más aún cuando tantas defensas han sido llamadas a bloquear un desprecio y un juicio tan unánimes del mundo entero. La rígida inmovilidad que Elizabeth, la actriz, empieza a penetrar es el resultado de dos décadas de obstinada persistencia de Gracie y Joe Yoo, ahora en los últimos días previos a la graduación del colegio secundario de los dos hijos que les quedan.
Pero a medida que Elizabeth observa y estudia a Gracie y su mundo, y llega a conocer a su marido Joe, su confiabilidad como narradora empieza a flaquear. El retrato honesto que espera crear y su propia inversión en revelar verdades se ven empañados por sus propias ambiciones y presunciones, sus propias negaciones. Y a medida que Joe se va perfilando más y más, tanto para nosotros como para sí mismo, empezamos a ver más similitudes entre Elizabeth y Gracie, las que ninguna de las dos parece capaz de ver en sí misma. A través de este silencioso cambio de perspectiva, la película pasa del retrato simple al doble y al triple.
Lo que más me atrajo del excepcional guion de Samy Burch, que Natalie Portman me envió en 2020, fue la forma en que abordaba temas potencialmente volátiles con una paciencia en la observación que permitía explorar los personajes de la historia con una sutileza poco común. Estaba cargado de ambigüedad moral y narrativa que, como película, llevaría al espectador a un estado activo y emocionante de observación y cuestionamiento. Con un material tan cautivador, el proyecto me brindó la ansiada oportunidad de trabajar con Natalie Portman, para encender el torbellino reflexivo de una actriz interpretando a una actriz, y como si fuera poco, de armar una dupla con Julianne Moore en el feroz y enigmático papel de 'Gracie'. Completar el trío no sería una tarea sencilla, pero la elección de Charles Melton como Joe serviría para rellenar el pasado histórico y describir el traicionero presente con una sutileza asombrosa.
Debido a cambios en la agenda, la producción se puso en marcha rápidamente durante la segunda mitad de 2022, creando una especie de sinergia que beneficiaría a un presupuesto limitado y a un calendario de rodaje extremadamente apretado. Pero todos los implicados asumieron y compartieron las estrategias creativas que proporcionaron tanto una economía de estilo como una forma, esperada, de vigorizar el modo en que se experimentaría la película. Podría decirse que se trata de un suspenso emocionante, a veces mordaz, que a menudo se refleja en el uso poco común de la música. La banda sonora de Michel Legrand para la película de Joseph Losey de 1971, The Go-Between, comenzaba como un documento de trabajo durante mis fases preparatorias, pero rápidamente se extendía a la producción, donde la música sonaba durante el rodaje de la película, de una forma en la que jamás había utilizado una música singular existente, y durante el montaje de la película. Al final, el compositor Marcelo Zarvos utilizó la música de Legrand junto con sus propias composiciones para componer la banda sonora de la película. El resultado, como muchas de mis películas, junto con sus referencias estilísticas, es una especie de diálogo entre los temas y las estrategias narrativas de Secretos de un escándalo y de otras películas, directores y épocas del cine que evoca.
El extraordinario guion de la película y las interpretaciones principales, conformadas por Cory Michael Smith, Elizabeth Yu, Gabriel Chung y Piper Curda, entre otros, así como toda la belleza y los matices aportados por mis socios creativos, me han devuelto lo que creo que todavía es posible en el cine: encontrar identificación en los lugares menos esperados, y sentirse atraído y sorprendido por una historia y sus personajes sin sentirse nunca del todo cómodo con quién tiene razón o no. -Todd Haynes
- ENTREVISTA AL DIRECTOR TODD HAYNES
¿Cómo descubrió el guion de Samy Burch y qué fue lo que le atrajo de él?
Natalie Portman me envió el guion de Samy en 2020, en pleno COVID, cuando se especulaba mucho sobre qué iba a hacer la gente cuando se reactivara la industria. En ese momento, yo leía muchos guiones, pero el de Samy era increíblemente impresionante y llamativo. Para ser una guionista relativamente nueva, se desenvolvía con tanta seguridad en estos temas moralmente inquietantes, con un sentido de la observación, la contención, el matiz y el ingenio que hacía que el proceso de lectura del guion fuera muy desconcertante e intensamente apasionante.
¿Qué tipo de estética visual y tono quería que captara esta película?
La primera vez que leí Secretos de un escándalo, me resultó difícil no pensar en la película Persona, de Ingmar Bergman. La unión de estos dos personajes centrales femeninos, uno de los cuales también es actriz en Persona, y la fusión de los dos temas femeninos. Y luego empecé a pensar en otras películas que se centran en personajes femeninos paralelos, como Autumn Sonata, también de Bergman, y Three Women, de Robert Altman, y películas que tratan de mujeres mayores que entablan relaciones con hombres más jóvenes, como The Graduate, Sunset Boulevard, Sunday Bloody Sunday. A partir de estas referencias, empecé a imaginar una forma de ver esta historia en encuadres que se mantuvieran quietos y permitieran a los personajes existir en el encuadre a lo largo del tiempo.
Tienes una larga historia de trabajo con Julianne que se remonta a Safe, de 1995. ¿Qué nos revela su interpretación en Secretos de un escándalo que no hayamos visto antes de ella?
El repertorio de Julianne a lo largo de los años abarca un increíble número de mujeres complejas y una amplia gama de personajes y sensibilidades. En 'Gracie', hay aspectos que recuerdan a otros personajes que ha interpretado, pero lo que realmente distingue a 'Gracie' es lo mucho que se deja llevar por su propia voluntad y sus deseos, y lo mucho que ha aprendido a esperar que el mundo se adapte a ellos, y que los hombres de su vida acaben cediendo a sus necesidades y exigencias.
Así que hay una fortaleza, una negativa casi obstinada a aceptar cualquier cosa que no sea la respuesta que ella busca en la vida. Y, sin embargo, eso se ve contrarrestado por todas estas formas de jugar a ser alguien que necesita ser salvada y rescatada y alguien que quiere sentir que se ha hecho casi más femenina y aniñada. En cierto modo, es obviamente un recurso para negar la diferencia de edad entre ella y Joe y darle a él una agencia masculina. Pocos actores pueden manejar este tipo de permutaciones con tanto compromiso, matiz, discreción y, además, momentos de revelación impactantes en los que uno no puede creer lo extremo de la experiencia emocional que está viviendo Gracie.
¿Qué es lo que le resulta más fascinante de la interpretación de Natalie?
La interpretación de Natalie es tan asombrosa que te desestabiliza. Uno tiene la expectativa de que su personaje, Elizabeth, va a ser nuestra representante, nuestra forma de entrar en la historia, y que vamos a poder confiar en ella. Ella es la forastera que entra. Hace todas las preguntas a las personas relevantes de la historia y tiene una misión: quiere representar la verdad real con todas las presunciones y la ceguera que eso puede conllevar.
Pero a medida que empiezas a ver cómo se va desarrollando la historia, empiezas a perder la fe en la confiabilidad de su punto de vista como personaje y en su propia ceguera, su propia habilidad para hacer que la gente ceda a lo que ella quiere, que tan plenamente refleja aspectos en Gracie. Pero las cosas que Elizabeth no ve en sí misma empiezan a revelarse a lo largo de la historia. Así que, en realidad, estamos viendo una danza en torno a la revelación de estos dos personajes, y que las cosas que ven en el otro son las mismas cosas que no pueden ver en sí mismos.
El monólogo final en el que Natalie interpreta a Gracie leyendo una carta perdida que Joe había conseguido conservar es uno de los momentos más increíbles de la película. Si hubo algo que leí en el guion que me hizo pensar que tenía que hacer esta película, fue esa escena. Y me la había imaginado tal cual la filmamos: en un único plano medio estático en el que Elizabeth lee la carta como 'Gracie' al lente de la cámara.
También se habla mucho de la actuación de Charles Melton. ¿Por qué consiguió el papel?
Sabía que encontrar a nuestro 'Joe' iba a ser todo un hallazgo. Trabajé con la directora de casting Laura Rosenthal para encontrar a alguien muy especial para este papel. Y lo conseguimos. Charles Melton es probablemente más conocido por la serie de televisión Riverdale, así que probablemente esto iba a ser un verdadero cambio para él como actor.
De inmediato, en las lecturas y audiciones de Charles, me sorprendió su sencillez y su comprensión de Joe de una manera que superaba mi propia comprensión de quién era este personaje. No paraba de darle vueltas y me decía: "Tiene que ser este tipo. Este tipo hace que todo parezca viable". Desde el principio, le aportó esa calidad contenida a su forma de interpretar el papel que me causó una gran impresión y completó plenamente la narración.
Es difícil dejar de pensar en la escena del espejo cuando Gracie le enseña a Elizabeth cómo se maquilla y luego se lo aplica a ella. ¿Qué quería transmitir con esa escena?
La escena del maquillaje en el baño es una pieza central, un punto de inflexión en la película, que marca la progresión de Elizabeth estudiando a Gracie y la concesión de confianza y revelación que intercambian las dos mujeres. Y, por supuesto, está impregnado de una intimidad innata, de un cruce de límites, pero entonces te das cuenta de que ambas mujeres están dispuestas a correr ese riesgo la una con la otra. Pero como se trata de la historia de un actor que encarna a un sujeto y de lo que realmente es ese proceso y luego de cómo el sujeto refleja también aspectos de la mujer que interpreta al actor, todo está ahí, en una escena y en un plano. Probablemente, esa sea la escena que evoca más directamente imágenes de Persona, porque están las dos mujeres de perfil aplicándose el maquillaje y luego se vuelven hacia el lente de una cámara, que es el espejo, y observan cómo se experimenta esa transformación.
La banda sonora adaptada del compositor Marcelo Zarvos es tan cautivadora, casi como su propio personaje en esta película. ¿Por qué era tan importante la música?
La música representa un hilo conductor en la realización de esta película que no se me ocurre ningún ejemplo en nada de lo que haya hecho antes. Marcelo la adaptó de la banda sonora compuesta por Michel Legrand para la película de 1971 The Go-Between, que descubrí en la preproducción de Secretos de un escándalo. Captó mi atención y me mantuvo vilo y en un estado de interpretación, que es exactamente lo que intentaba hacer con Secretos de un escándalo.
Se convirtió en un ejemplo del modo en que la música puede lograr esto en las películas y de una forma muy diferente a la música melodramática tradicional. Tenía una urgencia pensativa. Era como una señal de alarma de que algo no estaba bien o de que los acontecimientos que se desarrollaban iban a tener un resultado nefasto. Y había algo delicioso en esa invitación al espectador.
Marcelo también había escrito y creado música adicional que llevó la música a otro nivel. Juntos decidimos que adaptaríamos la música de Legrand, pero bajo la supervisión creativa total y absoluta de Marcelo. Y no podría estar más contento con el resultado.
El poder de la música se hace evidente en una escena que parece obsesionar a todo el mundo. Hablemos de las salchichas y de cómo la música marca ese momento. ¿Se invita al espectador a reír?
Sí. Había indicadores en el guion original de Samy que empezaban a mostrar que había pequeñas señales de una vida doméstica poco saludable. Todo ello se intensificaba por el hecho de que una exitosa actriz de televisión llegaba a la ciudad e iba a invadir a esta familia que había vivido en una fortaleza estos últimos 20 años. Y uno de esos momentos era esta escena al principio en la que creo que se describía en el guion que Gracie de repente se ve muy perturbada cuando abre el refrigerador y dice: "Creo que no tenemos suficientes salchichas". En el proceso de edición, decidí introducir un zoom dramático para intensificarla.
Esa escena se ha señalado y discutido mucho, pero creo que no se aleja tanto del lenguaje vernáculo de la película en su conjunto. Desde el principio, vemos un plano pastoral de mariposas sobre plantas de algodoncillo poniendo un huevo, e inmediatamente la fuerza de esta música irrumpe y mina esta metáfora, esta imagen que, si se hubiera tomado demasiado en serio, podría haber sido demasiado preciosa. Evidentemente, es paralela a la idea de un hombre, en este caso Joe, que tal vez esté trabajando en una especie de transformación y quizá de liberación final.
Más allá de esa escena, ¿cómo juega la película con el humor?
En el guion de Samy, desde el principio se percibía el ingenio y el humor sarcástico, pero en todo momento intentamos que la película fuera muy directa. Creo que ninguno de nosotros supo hasta qué punto el humor acabaría llegando al público hasta que empezamos a mostrar la película a los espectadores, editábamos y mostrábamos partes, y recibíamos sus devoluciones. Y casi que me sorprendió. Esta película es muy divertida porque trata temas muy oscuros y complicados, y uno se siente muy perturbado por lo que ocurre. Las ambigüedades morales de la película cambian constantemente y uno no sabe con qué personaje alinearse ni qué creer. Así que el humor es bienvenido como un modo de interpretar esta película y experimentarla.
¿Por qué decidieron rodar en Georgia?
El guion estaba ambientado originalmente en Camden, Maine, y por razones prácticas, pero también narrativas y estéticas, nos decidimos por Savannah, Georgia, como escenario de Secretos de un escándalo. Sam Lisenco, el diseñador de producción, y yo vimos Tybee Island en el mapa y pensamos: "Aquí es donde probablemente Gracie viviría. No viviría en el centro histórico de Savannah".
Así que fuimos allí en agosto de 2022 y descubrimos que Savannah era todo y más de lo que esperábamos que fuera como localización para esta película. Pero Tybee, una comunidad de playa a unos 30 minutos de Savannah, es donde encontramos esta locación exacta.
El tipo de humedad y luz de pantano que emana de esa región ofrecía un lenguaje visual sumamente específico. Ese tipo de luz lechosa se filtra por los encuadres y a menudo siluetea las tomas. Así que se convirtió en un lenguaje en el que nos fuimos apoyando y muchas de las escenas tenían encuadres dentro de encuadres en la arquitectura y en el entorno que observábamos.
¿Qué significa el título original de la película?
May December es un término que designa una relación entre alguien más joven y alguien mucho mayor. Me pareció una forma matizada de plantear los términos de la película justo en el título. Mayo también es un mes importante en esta película porque es cuando tiene lugar. Obviamente, hay todo un estrés y tensión entorno al hecho de una actriz que viene a visitar a esta familia, a hurgar en el pasado y abrir estas tiernas historias, pero también falta poco para la graduación de los dos últimos hijos que quedan en casa y la experiencia del nido vacío, al que esta pareja se enfrenta. Y todo eso tiene que ver con mayo, y la graduación de los gemelos tiene lugar hacia el final de la película.
La escena de la graduación es desgarradora cuando vemos a Joe desde lejos. ¿Qué cree que significa ese momento para él y su futuro?
Secretos de un escándalo comienza en realidad como un doble retrato entre dos mujeres, una actriz y alguien a quien va a retratar en una película, junto con el proceso de conocerse y reflejarse mutuamente y las cuestiones de confianza y desconfianza que surgen. Pero, en última instancia, la película se centra en la pieza central de la historia, que es el personaje de Joe. Así que se convierte en un triple retrato.
Esta historia en particular se ha intensificado aún más porque a su alrededor surgió todo un escándalo nacional que obligó a las personas implicadas a resistirse aún más a cuestionarse lo que habían hecho y a aferrarse con más obstinación a sus decisiones. Y todos estos años después, alguien llega a la ciudad para empezar a analizar cuáles fueron esas decisiones y cómo surgieron. Todo eso se plasma en la ternura y la fragilidad de Joe y en el modo en que Charles interpretó ese papel.
Después de ser criticado en el transcurso de la película, casi que se vale por sí mismo al final, cuando sus dos últimos hijos se gradúan y reciben sus diplomas. Hay una emoción genuina que Charles supo aprovechar en esa escena.
No sabemos qué va a pasar con estos personajes cuando termine la película. Pero hay algo convincente y contradictorio, pero en última instancia muy conmovedor, en el hecho de que estas personas hayan rechazado al resto del mundo y a todas sus críticas. Lo que queda es algo muy personal y muy íntimo entre dos personas. Podemos juzgarlo. Podemos criticarlo. Podemos rechazarlo. Pero el hecho es que esta historia demostró que la gente puede tomar estas decisiones por sí misma y sobrevivir.
FECHA DE ESTRENO
EN SALAS DE CINE DE ARGENTINA
29 de febrero 2024