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Por el Paraná, Fecha estreno película documental argentina 2023 de Alejo di Risio, sinopsis, reparto, ficha

SINOPSIS Dos documentalistas, apasionados del río, se aventuran en un viaje a lo largo de la cuenca del Paraná para explorar la profunda realidad ribereña.

Guerra Civil, película 2024 con Kirsten Dunst, sinopsis, reparto, ficha Civil War

SINOPSIS

La película se desarrolla en un futuro cercano en el que Estados Unidos se ha dividido en múltiples facciones envueltas en una guerra civil.

Las Fuerzas del Oeste, una alianza armada de estados que se rebelan contra el gobierno federal, están a días de lograr la rendición del capitolio.

Con la esperanza de conseguir una entrevista final con el presidente (Nick Offerman), Lee (Kirsten Dunst), una insensible fotógrafa de combate que ha capturado atrocidades y desestabilizaciones en todo el mundo, viaja hacia la Casa Blanca con una pequeña procesión de periodistas, entre los que se encuentra una joven aspirante a fotógrafa llamada Jessie (Cailee Spaeny), de la que a regañadientes se convierte en mentora.

Mientras viajan por el país, la película, que en cierto modo es tanto una road movie como una película de guerra, ofrece una realidad alternativa que, con creciente inquietud, se revela como el tipo de bengala de advertencia que Lee ha lanzado toda su vida. "Esta película me parece una fábula, una fábula con moraleja sobre lo que ocurre cuando las personas no se comunican entre sí", afirma Dunst. "Cuando nadie se escucha, cuando se silencia a los periodistas, cuando perdemos una verdad compartida".

La película de Garland imagina, con una intimidad conmovedora y a veces a una escala aterradora, las consecuencias humanas de la pérdida de esta idea de nación compartida. En estos Estados Unidos, cuando el tejido social se ha desgarrado, sólo queda el instinto individual e inagotable de sobrevivir.

FECHA DE ESTRENO

EN SALAS DE CINE DE ARGENTINA

18 DE ABRIL 2024

Un viaje emocionante, cargado de adrenalina, a través de unos Estados Unidos fracturados en un futuro no muy lejano y en una situación muy incierta y peligrosa.

Sentada en un estacionamiento abandonado entre los ecos de los disparos, Lee, una experimentada fotógrafa de guerra, reflexiona sobre su vida con consternación. "Cada vez que sobrevivía a una zona de guerra, pensaba que estaba enviando una advertencia a casa: no hagas esto", le cuenta a Sammy, un reportero mayor que ella, en una de las primeras escenas de Guerra Civil. "Pero aquí estamos".

Son dos generaciones de periodistas sentados a las afueras de la zona de guerra en la que, a pesar de todos sus esfuerzos, su país se ha convertido en una dispositiva de un desenlace jamás imaginado. Guerra Civil surgió de una visión que se materializó desde lejos, cuando Alex Garland, el guionista y director londinense, empezó a considerar las posibilidades de un conflicto brutal que asolaba a un país que no lo veía venir.

Como una especie de forastero desapasionado (en cierto modo Lee es un avatar del propio Garland que observa el rostro rápidamente cambiante del país), Garland creó un tipo de película bélica estadounidense radicalmente nuevo: un thriller de acción propulsivo cuyas claras observaciones sobre el conflicto armado y violento sirven tanto de confrontación con el estado de la nación como de premonición incendiaria. "La gente habla de daños colaterales de una guerra: si se libra una guerra en una zona urbanizada, morirán civiles", afirma Garland con naturalidad. "A menudo se oye a los generales hablar en esos términos de una forma objetivamente correcta. También es cierto que se produce, a una escala más doméstica, una especie de terrible salvajismo".

La oscura emoción y provocación de la película de Garland es la reutilización radical de las imágenes, herramientas y eufemismos de la guerra moderna -ataques aéreos, objetivos civiles, daños colaterales- en suelo estadounidense. "Eso sucede en cualquier nación que entra en conflicto, ya sea una guerra civil o una guerra con un vecino, así es ahora una guerra", afirma.

Al igual que las calles inquietantemente vacías de Londres en el guión de Garland para la película de zombis de 2002 que redefinió el género, 28 Days Later, las imágenes familiares e icónicas, desde las calles de Nueva York hasta el capitolio de la nación, aquí se recontextualizan radicalmente por la acción cargada de adrenalina que escenifica. El paisaje estadounidense, yuxtapuesto con el crudo choque de la violencia, de repente se torna surrealista y asombrosamente real a la vez.

"Si dejas que algo se deslice hacia ese estado, debes ser consciente de que así se verá ese estado", señala Garland. "La famosa frase, si olvidas la historia, estás condenado a repetirla; es importante entender que nadie está exento. Ningún país está exento de ello. Porque no tiene nada que ver con los países, sino con las personas".

"Cuando estaba leyendo el guión, se produjo un trastorno cognitivo en mi mente", cuenta Wagner Moura, quien interpreta a Joel, el compañero de Lee en el reportaje. "Las imágenes que estamos acostumbrados a ver a lo lejos y en la televisión son imágenes de lo que está ocurriendo en Estados Unidos; es una locura, es aterrador".

Las razones de la guerra civil quedan completamente libradas a la interpretación de cada uno; en muchos sentidos, la película de Garland es un test de Rorschach sobre Estados Unidos, que el espectador debe resolver por sí mismo. "Uno mismo va encajando las piezas", aclara Spaeny. "Tus sentimientos internos sobre por qué o cómo se libraría una guerra como ésta y las grietas que se forman para que se produzca una guerra en Estados Unidos depende de ti".

Sin embargo, independientemente de las razones, el conflicto en sí, el vasto alcance de la película a medida que la guerra se extiende y se expande por los estados, se siente sorprendentemente real. No se trata de una distopía: es una descripción visceral y vigorizante de cómo es y cómo suena la guerra.

"No creo que estos peligros sean abstractos. Creo que son reales", afirma Garland. "También creo que los peligros se manifiestan antes de que se produzca una desintegración a gran escala que desemboque en una guerra civil. No hace falta llegar tan lejos para que surjan problemas realmente graves desde el punto de vista existencial. En algunos lugares ya está sucediendo. Hay elementos que no son especulativos".

  • Un riesgo de desintegración

Lee, comparte Kirsten Dunst, es el tipo de persona que ya no puede disfrutar de una cena. "Ha visto de todo", afirma la actriz, "y le ha afectado de tal manera que está un poco muerta por dentro".

En parte, es el resultado de ser una fotógrafa de su clase. "Lo que pasa con un fotógrafo de combate es que tiene que ubicarse en una posición en la que pueda ver lo que está sucediendo, de lo contrario no puede tomar la foto", expresa Garland.

"Eso requiere una especie de valor y sensibilidad muy particular".

La película de guerra de Garland presenta a este subgrupo específico de periodistas, los testigos y documentalistas de lo que suelen ser las realidades más espantosas, como los héroes, un tributo personal para Garland, que, como hijo de un caricaturista político, creció rodeado de periodistas. Tanto Lee como Jessie, cuyo apellido en la película es Cullen, deben su nombre a dos fotógrafos de guerra cuyo trabajo Garland admira: Lee Miller y Don McCullen.

En la película, Lee es a la vez intensamente valiente, la persona que a veces salta a la línea de fuego cuando los propios soldados corren para ponerse a salvo, y también totalmente insensible, una fuerza envuelta en una callosidad de acero que se ha ido formando con los años.

"Hay una especie de cansancio", señala Garland. "Siente que se ha pasado la vida arriesgando su vida para dar una advertencia que ha sido ignorada. Y eso la está destrozando. Lo que se ve a lo largo de la película es, en cierto modo, a alguien que se quiebra bajo esa presión".

Sus advertencias fueron ignoradas y, sin embargo, su trabajo sigue siendo "lo único que tiene", afirma Dunst. "No tiene nada más que eso. No tiene pareja. Es una nómade. Es probable que tenga sólo una maleta y parte para su siguiente misión. Esa es su vida. No hay nada más para ella".

En un país desgarrado, lo mismo ocurre con sus colegas. "Sea lo que sea que haya dentro de una persona que acepta un trabajo como éste, se habla de una adicción, sea lo que sea lo que los motive a hacer algo así, hay un entendimiento tácito entre las cuatro personas que van en el auto", señala Spaeny, refiriéndose al cuarteto de periodistas, Lee, Joel, Jessie y un colega mayor llamado Sammy (Stephen McKinley Henderson), que va camino a Washington.

"Lo que yo quería en realidad era tener tres generaciones: la generación mayor, la generación intermedia y la generación más joven", comparte Garland.

Jessie, la joven fotógrafa que se las ingenió para sumarse al viaje, se convierte en una molestia para Lee, quizás especialmente porque Lee advierte en Jessie una versión de su 'yo' más joven.

"Lo advierte y lo odia por ella misma porque hay una parte de Lee que dice: no te hagas esto a ti misma", explica Dunst. "Hay una parte de Lee que se vuelve muy protectora con ella porque conoce la adicción a lo que hacen, esa necesidad constante de ponerse en las peores situaciones posibles para contar la verdad sobre lo que está pasando. Hay una advertencia real: 'No te conviertas en mí. No te endurezcas. No pierdas tu vida'".

Esa luz que ve en Jessie es también el reflejo de una derrota mayor. "Ella puede ver su ambición", explica Garland. Es como si Jessie "sostuviera un espejo frente a ella, frente a la forma en que se siente destrozada. La ambición, la esperanza, ha fracasado visiblemente. Si hubiera tenido éxito, el país de la película no estaría en el estado en que se encuentra. Tiene que ver con enfrentarse al fracaso". Un cierto fracaso a imaginar: una frase que Garland menciona que a menudo se repite a raíz de una tragedia inesperada o después de una catástrofe.

Guerra Civil es el desafío provocador de Garland a esa incapacidad para imaginar. La alianza entre Texas y California, que forman las fuerzas occidentales en la película, puede parecer a primera vista una realidad política improbable. Pero es esa misma sensación de incredulidad la que hace que una guerra, la eventual caída de un imperio, parezca imposible... hasta que no lo es. "Nuestra propia comprensión de lo que parece una disolución en la Norteamérica moderna", señala Garland, "es probablemente errónea y anticuada".

"El estado moderno de guerra civil es un colapso fracturado en todos los ámbitos", afirma Garland. "No se trata de una repetición de la anterior Guerra Civil. No creo que Estados Unidos o el resto del mundo corran el peligro de las claras demarcaciones de la Guerra Civil anterior. Ese no es el riesgo al que se enfrenta el mundo. Nos enfrentamos a un riesgo de desintegración".

"Se trata de un problema mundial, señala el cineasta de origen inglés, pero uno que a él le interesaba especialmente, y que le asustaba, ya que es una cuestión que se ha avivado en Estados Unidos. A lo lejos, Garland podía ver con una agudeza más bien dolorosa la inestabilidad de Estados Unidos y lo que está en juego no sólo para los propios estadounidenses, sino para las demás naciones que se ven envueltas en un cierto efecto dominó del que él, a menudo, ha sido testigo.

"Estados Unidos es tan poderoso que el resto del mundo sigue su política y sus elecciones porque sabe que se verá afectado por el resultado", expresa Garland. "Las economías de los países se verán afectadas, los países pueden verse inmersos en conflictos armados, los países sufrirán enormes cambios de fortuna en función de todo tipo de factores basados en la política estadounidense".

A pesar de su historia de origen intencionadamente no especificada, la guerra civil de la película puede remontarse a un hilo perdido en torno a la idea misma de Estados Unidos: la desintegración de una nación alguna vez unida por una historia común y un conjunto de principios compartidos.

"¿Qué clase de estadounidense es usted?", pregunta un soldado anónimo, interpretado por Jesse Plemons, en la que posiblemente sea la escena más memorable y angustiosa de la película. Es una pregunta que confronta nuestros instintos más divisivos, pero también una que todo el mundo, en ambos bandos de la guerra, no sabe responder.

En cambio, en esta guerra, y en el arco que condenó al país a ella, sólo hay nosotros y ellos. La tensión eléctrica y palpitante que aflora a lo largo de la película es su observación lúcida y a veces cruda de cómo esto se manifiesta en un conflicto violento.

En otra escena, cuando Joel y Jessie se encuentran inesperadamente atrapados en un tiroteo entre francotiradores, los soldados no muestran mucha seriedad ante las preguntas de Joel sobre la naturaleza y el contexto de la escaramuza en cuestión.

"No están involucrados en nada importante. Simplemente les están disparando, y ellos quieren disparar a la persona que les está disparando antes de que la otra persona consiga hacerlo a la inversa. Eso es todo", cuenta Garland. "En ese momento, no tiene importancia para qué bando estás luchando. Lo único que importa es si un pedazo de metal te va a atravesar el cuerpo".

  • La guerra moderna

Para Garland, hacer una película de guerra que sea, de hecho, antibélica es excepcionalmente difícil.

"A las películas bélicas les resulta muy, muy difícil no sensacionalizar la violencia", afirma. "En cierto modo, la mayoría de las películas antibelicistas no son realmente antibelicistas. Tienen mucho que ver con la camaradería y el valor. No es que intenten ser románticas, pero se vuelven románticas. No pueden evitarlo porque el coraje es romántico y la tragedia, en cierto modo, también es romántica".

Señala películas como Paths of Glory, de Stanley Kubrick, o la desgarradora epopeya bélica soviética Come and See como raras excepciones. Garland quería que Guerra Civil fuera una película decididamente antibelicista, en la que la carga de la acción te lleve al borde de la butaca, pero que en última instancia esté animada por el horror crudo, más que por una emoción sensacionalista.

"Le di un enfoque particular que tenía que ver con el naturalismo", explica Garland. "Por ejemplo, cuando la gente recibe disparos, no tienen explosivos encima. No se ve una enorme fuente de sangre. No se ven grandes salpicaduras de sangre en la pared detrás de ellos. Simplemente caen. Una vez caídos, la sangre se derrama por el suelo si es que permanecen allí el tiempo suficiente".

Garland quería intencionadamente encarnar la acción a través de "la gramática de las imágenes que la gente puede haber visto, por ejemplo, en las noticias. La gramática es menos cinematográfica y más documental muchas veces, lo que era una forma de hacer que la violencia fuera simplemente brutal. No hay nada realmente glamoroso en una fosa común. No tiene nada de romántico".

La fotografía reflejaba la sensación de autenticidad del combate real, evitando el trabajo de cámara limpia que Garland había utilizado en películas anteriores como Annihilation. "Hay muy pocas tomas en esta película en las que se utilicen pistas, plataformas rodantes y la arquitectura normal de rodaje de una película", afirma. "Usamos cámaras portátiles muy pequeñas que tienen la capacidad de autoestabilizarse hasta cierto punto, si eso es lo que quieres".

"Ese aspecto más de cámara en mano cuando se trata de cosas de combate, en mi mente esa es la forma en la que veo las cosas", expresa Ray Mendoza, el asesor militar con el que Garland trabajó estrechamente en la película. "Ver estas tomas con cámara en mano es más visceral. Así es como ves tu vida cuando las cosas son rápidas y veloces".

Captar la magnitud del horror presente en el guión de Garland significaba enhebrar esta inquietante sensación de realismo a través de todo, desde el diseño de producción hasta el propio sonido de los disparos.

"Siempre que he podido, he utilizado flashes de fogueo", explica Garland. "La gente a su alrededor reacciona de forma diferente. Hacen un ruido muy fuerte y, algunos de ellas, como los de calibre 50, crean un vacío en el aire que sientes casi como si alguien te diera un golpecito en el pecho. Los humanos que están cerca se estremecen o reaccionan ligeramente".

"Tuve que ponerme tapones en los oídos para suavizar un poco el ruido, porque el cuerpo, naturalmente, al oír un disparo, uno salta", comparte Dunst. "Especialmente cuando estábamos en lugares cerrados, había mucho ruido. Recuerdo que estaba en el tráiler de maquillaje y peluquería, muy lejos, y todo el tráiler tembló con la explosión que estaban haciendo".

La trepidante secuencia final de la película presenta un ataque al capitolio, parte del cual se construyó desde cero y se rodó en Atlanta. "En algún momento, por diferentes razones, la seguridad entre ellas, se decidió que íbamos a construir esa manzana", cuenta la diseñadora de producción Caty Maxey. "Construimos edificios de 120 m de largo [y] dos lados de la calle en tres semanas y media".

Este explosivo desenlace es quizás donde la acción se siente más inmersiva; cada momento fue coreografiado estratégicamente para que resultara lo más auténtico posible.

Independientemente de la geografía o del entorno específicamente construido, "cuando la gente va empujando a través de una ciudad, estos son los elementos que intervienen: vamos a tener elementos terrestres, vamos a tener elementos aéreos, tenemos elementos de tejado a tejado", explica Mendoza. "Intentaba darle [a Garland] muchos matices. Al principio parecía un poco bidimensional. Cuando uno está en una zona de combate es muy 360".

Como resultado, Mendoza, junto con los coordinadores de acrobacias de la película, Jeff Dashenaw y Wesley Scott, crearon un campo de batalla inmersivo que, según Mendoza, creó "una sensación muy esférica, como si estuviéramos rodeados de caos".

"Terminamos utilizando a 40 especialistas de riesgo extras para esa secuencia, además de mi equipo habitual, probablemente 50 en total, y moviendo a la gente de un lado a otro para que no pareciera que en todas las tomas estaban las mismas personas", relata Dashenaw. "Teníamos automóviles. Teníamos tanques. Había actores por los que a su lado pasaban autos de aquí para allá, tanques que se cruzaban delante de ellos, explosiones, disparos".

Para poder llevar a cabo toda esta acción, en lugar de hacer storyboards, Garland y su equipo dibujaban las escenas como si fueran jugadas de fútbol.

"Teníamos un mapa de la zona y dibujábamos flechas y conitos sobre el lugar donde se ubicaría la cámara", explica Garland. "Podíamos montar una coreografía bastante sofisticada: este tanque se moverá aquí, mientras este Humvee avanza rápidamente hacia los otros Humvees, y cuando pasen delante de los soldados, éstos se moverán hacia aquí. Repasábamos la coreografía una y otra vez".

Finalmente, el asedio los conduce a un ataque en la mismísima Casa Blanca, un tramo en el que, mientras un equipo de soldados, seguidos de cerca por Lee, Jessie y Joel, se mueven por los pasillos presidenciales, parece como si fuéramos testigos de una verdadera misión desarrollándose en tiempo real.

"Ray es un antiguo Navy Seal. Esos eran colegas de él", afirma Garland sobre Mendoza. "Ellos simplemente hacían su trabajo, y nosotros simplemente los filmábamos. Así que yo no les daba instrucciones de ningún tipo, como un director que les pregunta si puedes hacer esto o aquello. Simplemente hacían lo que hacen. Lo único que les dije fue que no se preocuparan por la cámara".

Garland dio rienda suelta a Mendoza para coreografiar la secuencia, siempre y cuando no se adornara nada. "Contraté a un montón de veteranos, y es genial verlos cómo se mueven, sumergirse en la escena", cuenta Mendoza. "Es bastante fiel, incluso desde los diálogos hasta el ambiente y muchos de los tiroteos".

Sin embargo, si la acción de la película encarna la realidad del combate, Maxey hace que la película se empape de lo que ella denomina 'realidad surrealista': una sensación de diseño físico naturalista que, al mismo tiempo, se vuelve extraño por la colisión entre la guerra y la vida normal. Hace referencia a una escena en la que Jessie y Lee se encuentran con los restos de un helicóptero que se había estrellado en el estacionamiento de un centro comercial.

"Fabriqué un modelo de un helicóptero a escala en 3D y puse una cantidad de cables que entraban a él", recuerda. "Eran los restos más hermosos que jamás hayas visto".

En otra escena, Lee y su equipo llegan en el auto a un idílico pueblecito, aparentemente ajeno a la guerra que asola el país. "Pusimos un par de cortadoras de césped, juguetes, un par de aspersores, lo arreglamos un poco para que pareciera realmente bonito y encantador", comparte. "La gente todavía vive en total normalidad. Aquí no pasa nada". Por supuesto, las cosas no están bien: la realidad se cuela dentro.

Este aspecto realista se presta al tono de naturalismo que hace que Guerra Civil parezca menos una distopía que simplemente una cruda realidad en un futuro cercano. En algunos casos, se trata sólo de una simple descripción de la vida tal y como es. Garland se refiere, por ejemplo, a una escena en la que aparece un estadio de fútbol abandonado.

"Es sólo el lugar", dice. "Si fueras allí ahora, está cubierto de grafitis y, detrás de él, hay edificios abandonados".

En otra escena, un combate entre francotiradores tiene lugar en un paraíso invernal abandonado de manera espeluznante. "Estábamos explorando, pasábamos por esa carretera y alguien había hecho un paraíso invernal y había quebrado, y los restos de ese paraíso invernal estaban esparcidos por el campo", recuerda Garland. "Parte del deterioro que se ve es simplemente el deterioro que hay".

  • La selección del reparto

Hay muchos actores, explica Garland, que uno puede sentir que no existen en la misma dimensión que nosotros, para bien o para mal. Estrellas "que en cierto modo sientes que no han vivido. No viven en el mundo en el que vivimos el resto de nosotros".

Sobre el papel, Kirsten Dunst siempre existió en el otro mundo, una actriz a la que, como estrella infantil cuya carrera no ha hecho más que trascender con el paso de las décadas, hemos crecido viendo en nuestras pantallas. Y sin embargo, comenta Garland, "siempre sentí que ella vivía en el mismo mundo que el resto de nosotros".

"Una de las cosas importantes de ese personaje es que en verdad necesita haber vivido", añade. "Ella se sentía exactamente adecuada para interpretar a una periodista que ha vivido mucho".

En todo lo que ha vivido y actuado, Dunst nunca se había encontrado con algo como Guerra Civil. "Cuando leí el guión, se me aceleró el corazón porque tuve la sensación de que nunca había leído algo así anteriormente", esgrime. Al día siguiente, tuvo una reunión de Zoom con Garland. "Recuerdo que cuando subí al auto les dije a mis amigos: 'Dios, tengo muchas ganas de hacer esta película, tengo muchas ganas de interpretar este papel. Nunca hice algo así".

El deseo, sin embargo, también surgió en parte del simple deseo de trabajar con Garland, cuyo trabajo siempre había admirado. "Lo que siempre me motiva es el director", confiesa. "No me importa tanto lo que interpreto. No me importa el guión. Si pienso que el director es genial, le diría que sí antes de leer el guión".

Sobre trabajar con Garland, añade, "uno siente que está recibiendo la verdad absoluta con respecto a la dirección, y a todo. Garland no filtra cosas, lo cual aprecio mucho, y se toma muy en serio lo que hace".

Al hacer una película tan aterradoramente oportuna, donde las noticias seguían resonando en el trabajo que estaban creando, había un halo de que "éramos parte de algo más grande que nosotros mismos", comparte Dunst. "Sentía como si todos fuéramos parte de este extraño viaje por carretera que es una especie de Apocalypse Now de Alex".

Para la preparación específica de Dunst, la actriz inmediatamente se juntó con un fotógrafo para familiarizarse con el estar detrás de una cámara. "Yo tenía dos hijos, así que me pasaba el día fotografiándolos porque siempre estaban corriendo. Tomé fotos de la familia en Navidad", recuerda. "Era muy importante que me sintiera cómoda con la cámara, que sintiera que era algo natural para mí, porque ese es mi trabajo en el cine".

Dunst y Spaeny trabajaron estrechamente con el fotógrafo de la película, Murray Close, quien tomó las fotografías en movimiento que aparecen en la película, y estudió las obras de fotógrafos de guerra como Don McCullin. Antes de que comenzara la producción, el elenco se reunió para dos semanas de ensayos, en las que repasaron el guion y vieron películas como el documental sobre la guerra siria Under the Wire y también Come and See.

"Vimos esas películas, analizamos cada escena juntos en el ensayo, cambiamos pequeños diálogos aquí y allá y llegamos a conocernos", cuenta Dunst, quien también pasó tiempo caminando por los escenarios tomando fotografías.

Dunst se unió especialmente a Spaeny, reflejando, en cierto modo, el vínculo generacional entre sus personajes en la película. "Ella era como una hermana pequeña para mí, así que me sentía muy protectora con ella", afirma Dunst. "Nos amamos de inmediato". En un rodaje a menudo visceralmente extremo, Spaeny confió en la contención de Dunst y su familia. "Ella venía a comer conmigo y los niños, y los llevábamos a cenar o a tomar un helado", recuerda Dunst. "A ella le gustaba la normalidad de venir a mi casa".

"Ella es increíble y me tomó bajo su protección desde el momento en que comenzamos los ensayos", cuenta Spaeny sobre Dunst. "Hay muchos paralelismos entre nosotras [y nuestros personajes]; yo hago esto desde hace cinco años, no mucho. Ella lo ha hecho toda su vida, y verla darme consejos y ayudarme en mi viaje, es sumamente maravilloso hacer esto juntas".

El haber compartido tiempo juntas en la película fue lo que de hecho impulsó a Dunst a recomendar a Spaeny a la directora y amiga personal Sofia Coppola, que finalmente llevó a Spaeny al papel principal en Priscilla.

"Ella sufre una completa transformación en la película", manifiesta Dunst sobre la actuación de Spaeny en Guerra Civil. "Cuando hicimos una escena juntas, inmediatamente lo sentí, fue muy fácil. Uno nota que está trabajando con alguien que es genial cuando lo hace sin esfuerzo. Así era nuestra dinámica cuando hacíamos escenas juntas".

Spaeny también tenía una química intrínseca con Stephen McKinley Henderson, con quien había trabajado anteriormente en el programa de televisión Devs, de Garland. La dupla, a quien Garland había tenido específicamente en mente al escribir el guión, comparte un vínculo particular entre generaciones: mientras Lee tiene dudas sobre la adulación juvenil de Jessie hacia ella, Sammy, como el estadista mayor, es quien puede identificar de inmediato a Lee en Jessie.

"Cailee es simplemente maravillosa", afirma Henderson. "Ella aporta inocencia y, al mismo tiempo, idealismo y voluntad de aprender. La voluntad de crecer. Es el tipo de joven que ves y dices: 'No quiero que le pase nada malo a esta persona, porque este es el futuro. Por eso puedes ser una optimista revolucionaria'. Ella es la razón por la que queremos que dejar un mundo mejor".

Para el papel de Joel, Garland se inclinó por Moura, a quien había visto por primera vez como Pablo Escobar en la serie Narcos, por la delicada ligereza que podía infundir a la intensidad del mundo de la película.

"El tema con Wagner es que tiene algo encantador, pero también una especie de humor amable y divertido. Básicamente es muy afectuoso", comparte Garland. "Yo quería una persona que interpretara a alguien que tiene un trabajo bastante extremo pero que tiene un andar ligeramente conmovedor. Ese era él".

El encanto de Joel representa el contrapeso al caparazón endurecido que es Lee, con quien comparte un vínculo que se ha forjado en medio del fuego de las zonas de guerra.

"Son como hermano y hermana: Lee es una hermana para Joel, y ella lo ama del mismo modo", señala Moura. "Tienen una relación muy linda. Se dicen cosas duras y ni siquiera tienen que disculparse porque se conocen muy bien. Mantienen una relación sumamente profunda".

Si Moura aporta un humor sencillo a Joel, resulta aún más inquietante cuando ese encanto se rompe en la escena más intensa de la película, donde él y el grupo se encuentran con una fosa común y un grupo de soldados, uno de los cuales es interpretado por Jesse Plemons.

"Al no ser estadounidense, el racismo en esa escena se manifiesta sumamente fuerte, también el odio, y el hecho de que [Plemons] se comporte de manera tan natural, hizo las cosas aún más difíciles", dice Moura. "Es muy duro y muy físico pasar un día entero haciendo esa escena. Cuando el día estaba por terminar, después de repetir eso: rogar por mi vida y por la vida de mis amigos, y ver la manifestación de racismo en la actuación de Jesse, recuerdo que me acosté en el césped y lloré. Lloré durante media hora después de esa escena. Fue muy intenso".

Plemons hace sólo una breve aparición en la película, pero domina la escena como un soldado amenazadoramente inescrutable que lleva un distintivo par de gafas de sol rojas.

"Me imagino que la gente podría leer algún tipo de código extraño en las gafas rojas de Jesse Plemons", expresa Garland. "En realidad, eso se debe a un simple comentario de Jesse: 'creo que este tipo debería usar gafas de sol o gafas'. Y él mismo se fue y compró seis pares, y nos sentamos allí mientras se los probaba, y cuando llegó a los rojos, sentí que, sí, esos".

Es un cameo espectacular que Dunst, quien está casada con Plemons, ayudó a orquestar. "Alex tuvo suerte", afirma Dunst riendo. "Pensé, tienes a Jesse, si lo quieres. Pero ayuda que tu marido sea un actor fantástico".

  • Una nación fracturada

Garland comenzó a escribir Guerra Civil en 2020, meses después de que comenzara la pandemia, cuando los posibles futuros que parecían seguros quedaron destrozados y nos lanzaron a una realidad muy diferente.

Los temores que lo impulsaron a escribir la película en ese momento, en los años transcurridos, solo han hecho metástasis. "Lo escribí con una mezcla de ira y ansiedad, y luego emprendes el largo proceso de hacer la película", explica Garland. "Cualquier sensación de frustración que tuve mientras escribía originalmente el guión no ha disminuido; ha crecido".

Al igual que Dunst, él ve la película en el linaje de muchas obras de arte que describen las consecuencias de una sociedad desgarrada, en la que la gente común y corriente es la que más sufre. "La razón por la que me siento motivado a hacerlo es porque no creo que los peligros, los miedos, sean paranoicos. La paranoia implica que tienes miedo de algo que no deberías tener miedo".

La guerra estalla en todos los países. Todo imperio cae. "Es impactante y, a su vez, parece totalmente normal", señala Dunst sobre la película. "Esta mierda puede suceder; esta mierda sucede".

Sin embargo, incluso en medio de su brutalidad, Dunst ve una sensación de esperanza en la película. "No creo que podamos llegar a estar tan mal, pero soy optimista", afirma. "Pero esperemos que no suceda. Esto es lo que pasa cuando las personas ya no son vistas como seres humanos".

A pesar de todo su radicalismo, Garland simplemente espera que los espectadores ingresen con la mente abierta, salgan sin sentirse alienados y tal vez consideren nuestra propia situación política dentro de este contexto.

Guerra Civil, con todo su caos y brutalidad, desintegración y división, es adonde ese tipo de pensamiento puede conducir, y a menudo conduce. Es una visión sorprendente, apasionante y, en última instancia, aterradora que Garland considera necesaria como un llamado de atención a la guerra que quizás nos negamos a ver, pero hacia la que nos ve caminando sonámbulos. Al hacer una película de guerra estadounidense genuinamente singular, también quizás resulte ser, en una carrera ya vigorizante, su trabajo más audazmente rebelde hasta el momento.

"Yo crecí en la era post-hippie-punk, y una parte de mí simplemente quiere hacer algo subversivo", señala. "No puedo evitarlo. Es sólo un instinto. Me lo enseñaron cuando era muy chico. Nunca pude librarme de él. Supongo que es como, si vas a hacer esto, simplemente hazlo".

  • ACERCA DEL REPARTO

Cailee Spaeny

Cailee Spaeny, uno de los jóvenes talentos más prometedores de Hollywood, hizo su debut cinematográfico en 2013 junto a John Boyega en Pacific Rim: Uprising, de Legendary, después de ganar una búsqueda de talentos a nivel nacional con tan sólo dieciocho años. Más tarde saltó a la fama al interpretar el personaje principal de la película Priscilla de Sofia Coppola de 2023, que le valió el codiciado premio a la mejor actriz en el Festival Internacional de Cine de Venecia, así como nominaciones a los premios Globo de Oro y Gotham.

Próximamente se la podrá ver junto a Kirsten Dunst, Wagner Moura y Stephen McKinley Henderson en Guerra Civil, de A24, dirigida por Alex Garland, cuyo estreno está previsto para abril de 2024. También interpretará a la protagonista femenina de la nueva película Alien: Romulus dirigida por Fede Álvarez.

Desde un pequeño pueblo de Missouri, Spaeny continuó dejando su huella en Hollywood: apareció en Bad Times at El Royale, de Fox, y en la película biográfica de Ruth Bader Ginsberg, de Focus Feature, On the Basis of Sex en 2018. En 2020, protagonizó The Craft: Legacy, de Zoe Lister-Jone, y luego volvió a trabajar con Zoe Lister-Jones en Daryl Wein's How It Ends.

En marzo de 2020, Spaeny hizo su debut televisivo en la miniserie Devs de FX, creada por Alex Garland de Ex-Machina, seguida de la exitosa serie dramática limitada de HBO, Mare of Easttown, junto a Kate Winslet y Evan Peters, que ganó el Emmy a la mejor serie limitada.

Stephen McKinley Henderson

El trabajo de Stephen aparece en seis películas nominadas al Oscar: Dune, de Denis Villeneuve; Fences, de Denzel Washington (por la que Stephen recibió un premio Virtuoso del Festival Internacional de Cine de Santa Bárbara); Lady Bird, de Greta Gerwig; Lincoln, de Steven Spielberg; Manchester by the Sea, de Kenneth Lonergan; y Extremely Loud and Incredfully Close, de Stephen Daldry. Entre sus trabajos televisivos más destacados figuran el debut como directora de Halle Berry, Bruised, para Netflix; la serie Devs, de FX/HULU; Wu Tang: An American Saga; y Newsroom para HBO. Sus trabajos cinematográficos recientes incluyen Causeway, de Lila Neugebauer, y Beau is Afraid, de Ari Aster.

Stephen ha trabajado en teatros de todo Estados Unidos y el extranjero. Sus ocho actuaciones en Broadway incluyen Between Riverside and Crazy (nominación al Tony), Fences (nominación al Tony), A Raisin in the Sun (Tony a la mejor reposición), Ma Rainey's Black Bottom y A Doll's House Part 2. Sus papeles fuera de Broadway incluyen The Last Days of Judas Iscariot, de la compañía de LAByrinth Theatre, en el Public Theatre, y Jitney del Second Stage Theatre (premios Drama Desk, Obie y Audelco a la destacada labor del reparto). En 2023, Stephen recibió el Harold Prince Lifetime Achievement Award, en la entrega de premios Drama Desk.

  • ACERCA DEL CINEASTA

Alex Garland (escritor/director)

Alex Garland comenzó su carrera como novelista, siendo sus obras más conocidas The Beach y The Tesseract. Más tarde, se inclinó a la escritura de guiones, y 28 Days Later, dirigida por Danny Boyle y producida por DNA Films marcó su debut como guionista. Luego, en 2015, hizo su debut como director cinematográfico con Ex Machina, por la que fue nominado a un premio Oscar al mejor guión original junto con un premio BAFTA a la mejor película británica y un premio BAFTA al mejor debut de un director británico. En 2018, Garland estrenó su segunda película como guionista y director, Annihilation, basada en la novela de Jeff VanderMeer de 2014.

Sus demás guiones incluyen: Sunshine, Never Let Me Go, Dredd y el videojuego Enslaved: Odyssey to the West, que coescribió junto con Tameem Antoniades en 2010. Garland también sirvió de productor ejecutivo de 28 Weeks Later. Su serie de televisión original de 8 capítulos, Devs, de la que es el único escritor y director, fue estrenada en 2020 por FX Networks. Men, un horror psicológico, escrito y dirigido por Garland fue estrenado en mayo de 2022 por A24 Films. La película más reciente de Garland es Guerra Civil.

ELENCO / PERSONAJES

Kirsten Dunst (Lee), Wagner Moura (Joel), Cailee Spaeny (Jessie), Nick Offerman (President), Stephen McKinley Henderson (Sammy), Jefferson White (Dave), Nelson Lee (Tony), Evan Lai (Bohai), Vince Pisani (Concierge), Justin James Boykin (American Soldier (Middle East)), Jess Matney (Checkpoint Soldier), Greg Hill (Pete), Edmund Donovan (Eddie), Sonoya Mizuno (Anya), Tim James (Hanging Captive), Simeon Freeman (Commercial Soldier Mike)

FICHA TÉCNICA

Dirección: Alex Garland.

Título original: Civil War.

Género: Acción, drama.

Duración: 1h 49min.

FECHA DE ESTRENO

EN SALAS DE CINE DE ARGENTINA

18 DE ABRIL 2024

Calendario

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